ZP reduce España a escombros - Las manchas de Blanco - ZP y la ETA, extraño matrimonio

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Dar de comer, hoy en Diario de Ibiza. Archivado también en Notas de un fenicio.

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Paro: el pésimo balance de la era de Zapatero

Rajoy Presidente

EL ÚLTIMO dato de paro registrado de la era Zapatero batió su propio récord, situándose en un nuevo máximo histórico: 4.420.000 desempleados. Sus siete años y medio en el poder se cierran con un desastroso balance: tres millones de parados más que en abril de 2004 cuando comenzó su mandato. El presidente no se podía imaginar que la tasa de paro pasaría del 11% en aquella fecha al 21,5% con el que va a abandonar su cargo. Suenan ahora patéticas aquellas palabras que pronunció en abril de 2008 cuando, nada más ganar sus segundas elecciones, se jactó de que el peor dato de paro de su Gobierno sería mejor que el más favorable del PP. El tiempo ha puesto en evidencia su frívolo optimismo.

Según las estadísticas que se hicieron públicas ayer, el paro registrado ha vuelto a crecer en 59.500 personas en noviembre, situándose en ese máximo histórico de 4,4 millones de personas. Pero esa cifra no refleja la realidad porque la última encuesta de población activa (EPA) de septiembre situaba ya el paro al borde de los cinco millones. Si sumamos el fuerte desempleo de octubre y noviembre, el paro puede estar ya por encima de los 5,2 millones de personas, un dato que debería dar vergüenza al Gobierno.

Elena Salgado decía ayer que las decisiones que ha adoptado el Ejecutivo «han transformado la economía española y la han hecho más moderna». Según estas palabras, tenemos que estar satisfechos porque, de no haber sido por su brillante gestión, podríamos estar ya en los seis millones de parados o más.

El Gobierno se va dentro de dos semanas y sigue sin enterarse de la magnitud de la catástrofe que ha provocado con sus equivocadas políticas. Ni siquiera el duro castigo electoral ha hecho reflexionar a los responsables sobre las dimensiones del daño causado.

Ese daño afecta también ya a las cuentas de la Seguridad Social, cuyo número de afiliados descendió en 111.800 trabajadores en noviembre. La Seguridad Social tiene ahora 17,2 millones de cotizantes, exactamente la misma cifra que en abril de 2004. Pero el drama es que ha perdido 2,2 millones de cotizantes desde mayo de 2008, que alcanzó su nivel récord.

Todo indica que la Seguridad Social puede acabar este ejercicio con números rojos, debido al fuerte descenso de afiliados en los últimos meses. Así lo reconoció ayer Octavio Granado, secretario de Estado para la Seguridad Social, que habló de «incertidumbre» sobre la posibilidad de cerrar con beneficios. De momento el nuevo Gobierno podrá echar mano del fondo de reserva, pero la gravedad de la situación aconseja el adelantamiento de la reforma que todavía no ha entrado en vigor. El actual modelo no es sostenible si no se logra detener esta hemorragia de pérdida de puestos de trabajo.

Ello pone en evidencia la urgencia de acometer una nueva reforma laboral, que debería incluir dos elementos esenciales: la flexibilización de la negociación colectiva, primando los convenios de empresa sobre los sectoriales y territoriales, y la introducción de un nuevo contrato con un despido más barato.

Si la patronal y los sindicatos no son capaces de pactar esos cambios que se requieren para crear empleo, el Gobierno de Rajoy debería legislar por su cuenta antes de acabar el mes de enero. Y ello porque no hay ni la menor duda de que, por encima de los problemas del sistema financiero y del elevado déficit público, está el drama de esos 5,2 millones de parados. Ésta debe ser la prioridad número uno del nuevo Ejecutivo, que cuenta con el respaldo electoral para adoptar las medidas que sean necesarias para fomentar la creación de puestos de trabajo.
El líder de los socialistas vascos asegura que prosiguen los contactos

Eguiguren desvela los apaños negociados entre el Gobierno y ETA


Pepiño, chorizo




EN LAS tragedias griegas un personaje colectivo, el Coro, se encarga de poner en contexto, anticipar y resumir los hechos para ayudar al público a entender la trama. El presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, se basta él solito para encarnar a este personaje y, desde hace mucho tiempo, su incontinencia verbal y afán de protagonismo han servido a los españoles para conocer los entresijos de los contactos entre el Gobierno y la banda terrorista ETA. Eguiguren aseguró ayer que ambas partes siguen hablando y que la Declaración de Ayete, en vísperas de que la banda anunciara el cese de la violencia, fue consensuada entre la izquierda abertzale y el Ejecutivo, que habría mentido al fingir su rechazo. El dirigente del PSE va más allá aún, al insinuar que ETA conoce bien su futuro -obviamente se está refiriendo a una hoja de ruta- y que el Gobierno tiene localizados a los líderes de la banda. José Blanco se limitó ayer a negar a Eguiguren, como tantas otras veces, y a decir que «no sabe de qué habla». Pero el relato de Eguiguren es creíble porque no hace sino confirmar lo que medios como el nuestro ya habíamos podido averiguar y hemos venido denunciando. De ahí que resulte embarazoso y no presagie nada bueno que Rajoy se sumara al discurso oficial de que «no ha habido ninguna concesión política a ETA».


Vía e-pésimo

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