El roto socialista, por Román Cendoya



Lo positivo de ZP es que probablemente ha terminado con Rubalcaba.
El PSOE, después del resultado del domingo, más que un partido es un roto. Zapatero se va dejando España en una profunda crisis, quebrada, con cinco millones de parados, siete representantes de ETA en el Congreso de los Diputados y un Partido Socialista aniquilado. Un balance insuperable. Si quería pasar a la historia, lo ha hecho. Pero para que a alguien le recuerden así habría sido mejor no haber sido lo que ha sido. Una de las reformas que hay que afrontar es que cargos públicos como Zapatero, con unos mandatos tan lamentables, en vez de ir a su casa a contar nubes deberían ir a una prisión a contar barrotes. Lo único positivo de Zapatero es que probablemente ha terminado con Rubalcaba. Alfredo representaba la figura del enterrador. Él sobrevivía a todos hasta que en un traspié también ha caído a la fosa. Va a arañar las paredes, brazear y gritar en un esfuerzo inútil. Está tan muerto como todos los cadáveres que él ha ido enterrando o escondiendo por el camino.
El problema lo tenemos los españoles. En vez de encontrar un PSOE dispuesto a trabajar desde la oposición, tenemos un roto cuyos miembros piensan más en su cuota de poder que en España. Están a lo suyo. Como siempre. Van a celebrar un congreso que tiene toda la pinta de que va a ser un fracaso. El PSOE va a entrar en una dinámica similar a la que pasó la derecha en los años ochenta. Hasta que toda este grupo de momias desastrosas e inútiles jovencitos no desaparezca de la primera fila del partido, el PSOE va a pasarlo muy mal. Probablemente el que será el próximo presidente del Gobierno de España por el PSOE tenga hoy veintitantos años. Y ninguno somos capaces de ponerle nombre. Mucho menos esos que no ven más allá del ombligo y su sueldo como son Rubalcaba, Chacón, Gómez… Todos esos saldos que son cómplices del desastre de Zapatero.



***

Inventos desquiciantes o diseños pavorosos







Total Pageviews

Followers