Santiago González, una vez más sobre la libertad

Reproduzco en otro formato la entrada de Santiago González en su blog

Ah, la libertad


Charlie Hebdo era una de esas publicaciones que en su juventud compraba uno en el tardofranquismo, cuando iba a Francia. La revista era la fuente en la que se miraron publicaciones españolas de aquella época, como Hermano Lobo en lo continente y posteriormente, El Papus en los contenidos.

La redacción en París de la revista ha sido arrasada por un cóctel molotov, después de que publicara la portada que ven arriba. Todo esto trae causa de las famosas caricaturas de Mahoma que el dibujante danés Kurt Westergaard publicó en el periódico danés Jyllands Posten el 30 de septiembre de 2005. El 5 de febrero de 2006, el presidente del Gobierno de España y el primer ministro turco Tayyip Erdogan frimaron conjuntamente una carta que publicaron en el International Herald Tribune el 5 de febrero de 2006 y que constituyó el manifiesto fundacional de la Alianza de Civilizaciones. En ella se decía que libertad de expresión sí, pero no hay que confundir libertad con librería:

“no hay derecho sin responsabilidad y respeto a las diferentes sensibilidades (…) La publicación de las caricaturas puede ser perfectamente legal, pero pueden ser rechazadas desde el punto de vista de la moral y la política”.

No parece que el creador de tan singular alianza vaya a publicar artículo alguno sobre el tema. En mi repaso diario a la prensa española, sólo he encontrado una columna, la de Ana Romero, que da razón del asunto, o sea, de la libertad. De esa misma libertad que ampara a cuantos columnistas estén afilando ahora mismo sus analogías y metáforas para arremeter contra el Papa católico, Benedicto XVI y contra la Iglesia. Pues claro que sí, faltaría más, aunque Manolo el del Bulto habría repetido en ocasión como ésta lo que le afeó a la locomotora que lo había llevado desde Andalucía en un tran tran que amenazaba desguace en los desnivel y al llegar a Atocha soltó un chorro de vapor: “Esos cojones en Despeñaperros”.
Esa libertad que nos permite vivir a los ateos, incluso blasfemar en los casos muy vocacionales. En los países a los que se refiere Ana Romero, no habría posibilidad alguna. Es lo que nos hace repetir a tantos la irónica jaculatoria de Luis Buñuel: “Gracias a Dios soy ateo”.


* Manuel Vicent fue preguntado en Gara por Gunter Grass y su autobiografía, Pelando la cebolla, en la que el autor confiesa haber militado en las SS (algo sustancialmente distinto a las Juventudes Hitlerianas, no se puede confundir la pertenencia a la OJE con la Brigada Político-Social). Grass no le gusta, dice, porque es un moralista, pero el trato a un moralista de izquierdas siempre merece otra indulgencia. Y los pecados de juventud:
“Opino que un adolescente o un joven salido de la adolescencia puede cometer errores, como todos lo hemos hecho”. (Gara,  21  de mayo de 2007)

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