El juicio de Recarte, por César Vidal
Alberto Recarte es uno de los economistas más prestigiosos de la España actual. A su condición teórica suma una dilatada experiencia en distintos puestos de gestión aquilatada durante décadas. Por si todo lo anterior fuera poco, Recarte, de manera absolutamente excepcional, ha logrado que varios de sus libros –tratados de economía pura y dura como «El desmoronamiento de España»– se hayan convertido en best-sellers.
La causa fundamental del éxito de Recarte reside en la manera prodigiosa en que ha logrado combinar la amenidad del ensayo con la solidez del análisis económico más riguroso y la extracción de consecuencias directas, palpables e irrefutables para la situación actual.
Precisamente por ello, el juicio de Recarte sobre la situación económica actual resulta no sólo de enorme interés sino de consideración obligatoria.
¿Qué piensa Recarte de la situación actual?
En primer lugar, que España e Italia no serán intervenidas y no lo serán por una razón más que obvia y es que no hay dinero en la Unión Europea para permitirse dar semejante paso.
Tampoco ve fácil que Grecia sea expulsada del seno del euro no porque no resulte conveniente o lógico sino simplemente porque para dar ese paso habría que reformar la normativa europea, tarea, desde luego, nada fácil.
¿Puede salir España de la situación de crisis económica en que se encuentra? Según Recarte, sí es posible. De hecho, el saneamiento del sistema financiero seguramente concluirá el año que viene demostrando que la banca española ha hecho los deberes.
La única excepción a esa tónica positiva se da en algunas cajas vinculadas al poder autonómico, pero éstas, tarde o temprano, acabarán siendo absorbidas.
A decir verdad, la marcha negativa de nuestra economía está vinculada a día de hoy de manera esencial al gasto autonómico que el gobierno de ZP se ha negado a frenar. Ese gasto de las CC AA está devorando lo que se puede obtener con la congelación de pensiones y salarios de los funcionarios así como con la subida de impuestos.
Por añadidura, cuestiona la credibilidad de la economía española e impide el crecimiento. Y es que, junto a un gasto público que el Gobierno se niega a controlar, España afronta el problema de la falta de crecimiento económico, una cuestión vinculada de la manera más directa con el aumento del desempleo. Todas estas circunstancias podrían haber sido abordadas y remediadas por el Gobierno presidido por ZP, pero, según Recarte, el presidente del Gobierno se ha limitado a mentir una y otra vez mientras no hacía absolutamente nada.
El candidato Rubalcaba, por su parte, no ha pasado de enhebrar un disparate económico con otro sin dar la menor sensación de que abordaría los problemas reales. Precisamente por ello, la acción de un nuevo gobierno debe dirigirse a utilizar los instrumentos legales que tiene para evitar que siga creciendo el gasto de las CCAA y a concluir con la rigidez del mercado laboral como única manera de facilitar el crecimiento económico y con él, la reducción del desempleo. No sólo eso. Si el futuro gobierno rehúsa enfrentarse con la política de los sindicatos en materia de mercado de trabajo sólo podemos esperar un número intolerable de parados y una economía estancada durante décadas. El mensaje no puede resultar, al respecto, más claro. Ahora, como dice la conseja evangélica, el que tenga oídos para oír que oiga.
La Razón