Ya está aquí, las escuelas de samba están hirviendo y en las discotecas y en los hoteles ofrecen anticipos de lo que será el Carnaval de la crisis, pero se esperan grandes cosas.
Si vas a viajar a Brasil recuerda: detrás de la escuela amable y de la sonrisa simpática existe una delincuencia atroz. Nadie se salva. Y si sales indemne, puedes darte por feliz.