 | - Bien está que ETA anuncie el “definitivo” abandono de lo que ellos llaman la “lucha armada” que, en realidad, es y ha sido puro y duro terrorismo, asesinatos, sangre y lágrimas. Lo que ocurre- y esto, por lo visto, no han entendido o querido entender estos “negociadores” sobrevenidos- es que ETA no es “parte beligerante” legitimada para negociar, sino una panda de repugnantes y cobarde asesinos y lo que ocurre es que España y Francia no son, tampoco, “partes beligerantes”, sino Estados de Derecho que dejarían de ser si se prestaran a esta pantomima insultante.
- Y un Estado de Derecho significa exactamente imperio de la ley, es decir, que la ley rige en el Estado y para todos los ciudadanos sin excepción. Y esta ley que impera no admite excepciones ni privilegios a la hora de ser aplicada. Y esta ley que preside toda la arquitectura institucional de España es especialmente rígida cuando se proyecta en forma de ley penal. De ahí que el peor de los delitos que puedan cometerse es el de asesinato que, en consecuencia, debe ser contemplado y juzgado sin salirse ni un milímetro -ni uno solo- del espíritu y la letra de la ley. Cualquier otra interpretación constituiría, no sólo un insulto a los mil asesinados, a sus familias y a la sociedad española, sino una quiebra radical -es decir, quiebra “de raíz”, medular e intolerable- del Estado de Derecho.
- Estamos ante una cuestión innegociable porque, si se “negocia”, nos habremos cargado la democracia y toda la serie de valores y principios que consagra la Constitución. Cuestión que deben recordar, por las buenas o por las malas, el Gobierno de la Nación -que es un Gobierno del PSOE- y todos cuantos están dispuestos a subordinar la ética de los principios a la ética de la situación. Un gobierno puede ser bueno o malo, eficiente o torpe, inteligente o cretino, pero lo que no puede ser jamás es un gobierno cobarde ni un gobierno que violente todos los principios que lo legitiman y que rigen nuestro Estado de Derecho.
- ETA es una asociación de malhechores y asesinos que han masacrado a niños, mujeres y hombres con el tiro en la nuca y la bomba letal, sembrando el dolor y la desolación con su barbarie. Nada hay que “negociar” con esta banda salvo su rendición incondicional, la entrega de las armas y su sometimiento a la acción de la Justicia. Los asesinos materiales, los inductores y los cooperadores deben rendir cuenta ante los Tribunales de Justicia y ante la sociedad española como corresponde a los delincuentes en general y a los delincuentes asesinos muy en particular. La única forma de concretar su abandono de la “lucha” es entregarse a la Justicia para que los juzgue, que los juzgará no con la bomba y la pistola, sino con la ley en la mano y con las garantías de un Estado de Derecho, esto que no entienden y en el que no creen. Cualquier otra “salida” es un insulto a la sangre vilmente derramada, un atentado al Estado de Derecho y una infamia. España es un Estado de Derecho ¿o no?
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