A continuación reproducimos íntegramente las primeras páginas del libro que desgrana "cuándo se jodió España".
Aunque muchos ciudadanos prefieran las falsas ilusiones a la realidad, España se desliza hacia un desastre económico y social sin precedentes, cuyo momento culminante será la quiebra directa o indirecta de las cuentas públicas, algo que en la práctica se produjo en agosto 2011, cuando nuestra prima de riesgo superó los 400 puntos, que es un nivel de quiebra, situación que sería salvada temporalmente por las compras masivas de deuda española por el Banco Central Europeo (BCE), a cambio de que se introdujera un límite de deuda en la Constitución.
Nos espera, en palabras del economista jefe de Bloomberg para Europa, «un largo valle de sombras», donde van a hacer agua todas las grandes conquistas sociales
Y al desguace educativo, social y moral de la sociedad que hoy vemos casi concluido, y la mayor ruina económica conocida en tiempos de paz, que afecta a las propias raíces de la generación de riqueza, se añade la aprobación de un Estatut que convierte a España en una colonia, y la ya mencionada legalización de una banda de asesinos.
Todo esto es responsabilidad exclusiva de José Luis Rodríguez Zapatero, pero las bases que han hecho posible este desastre comenzaron mucho antes.
Y la pregunta entonces, parafraseando a Mario Vargas Llosa, es «¿Cuándo se jodió España?». El origen de todos nuestros males es claro e inequívoco: la irresponsabilidad y la falta de sentido de Estado de los «padres» de la Transición, cuyo momento álgido fue el «café para todos », daría paso a una barbaridad histórica, un modelo de Estado único en el mundo, económicamente inviable e intrínsecamente corrupto, en el que se inventarían diecisiete autonomías, contrarias en su mayoría a la realidad histórica y objetiva de España, y una partitocracia totalitaria que impide la democracia tal como se la conoce en el mundo occidental, somete al Ejecutivo el resto de poderes del Estado, e impone un sistema electoral no representativo de listas cerradas, que además prima a los partidos nacionalistas y separatistas, cuyos votos pueden llegar a contar hasta cinco veces más que los del resto de los españoles.
El origen de todos nuestros males es claro e inequívoco: la irresponsabilidad y la falta de sentido de Estado de los «padres» de la Transición, cuyo momento álgido fue el «café para todos»
Por ello es inaceptable, es inmoral, es indigno que el mito de una «Transición modélica» se mantenga por más tiempo, y aunque cada día son más evidentes los desastrosos efectos de la misma, y cada vez mayor el número de análisis y trabajos que desmontan esta gigantesca patraña, ya es hora de poner a cada uno en su sitio, y que los responsables de este desatino respondan ante las nuevas generaciones y ante la Historia.